“Mientras más conoces del pasado, más entiendes del
presente”, la nación nicaragüense guarda un pasado muy marcado: generó a Rubén
Darío, quien fue creador de un movimiento literario; sufrió la intervención
norteamericana, padeció la guerra constitucionalista, tubo la ambición de construir
un canal interoceánico… en fin, tiene muchas historias que contar, sin embargo
la repercusión que sintieron los nicaragüenses y la aceptación de estos hacia
estas dificultades, se manifestó de diferentes maneras. Por ejemplo: en la
dictadura del general Somoza, la mayoría de los ciudadanos adoptaron una
actitud de sumisión ante esta adversidad. Sin embargo, hubo otros que
reaccionaron ante esta problemática y se defendieron con lo que tenían a mano,
la voz del pueblo. Tal es el caso de los periodistas y escritores de esa época.
Intervención
militar y económica.
La
historia de Nicaragua de 1914 a 1947.
Nicaragua estaba en desarrollo (aunque pocos años antes se
encontraba envuelta en la guerra civil de del general Luis Mena y Benjamín
Zeledón contra el gobierno de Adolfo Díaz en 1912), la construcción de
ferrocarriles, la modernización de ciudades y puertos, y la idea de construir
un canal interoceánico que estaría situado en el Rio San Juan. Sin embargo, el
país se encontraba en el auge de las dictaduras, ya sea por la intervención de
otros países o por los mismos ciudadanos, Nicaragua no era libre.
Tratados
internacionales.
El presidente Adolfo Díaz (1911-1916) había llegado al poder por la
intervención de EE.UU. y el exilio del ex presidente Juan José Estrada.
Durante los años de ocupación
militar, la debilidad y dependencia de los gobiernos nicaragüenses, los llevó a
suscribir los tratados que menoscabaron la soberanía territorial del estado:
En 1914 nace Joaquín Pasos y junto a su nacimiento, hechos
que tuvieron mucha trascendencia en Nicaragua. El gobierno de Adolfo Díaz
suscribió el tratado Chamorro-Bryan, por el cual concedió a EE.UU. derechos
exclusivos y perpetuos sobre la ruta canalera del Rio San Juan a cambio de tres
millones de dólares. Esta decisión causó protestas no solo a lo interno sino a
lo externo de Nicaragua. El gobierno de Costa Rica y El salvador demandaron a
Nicaragua ante la Corte de Justicia Centroamericana para arbitrar en los
conflictos regionales.
El alto tribunal declaró que el tratado Chamorro- Bryan
implicaba una venta de derechos reales sobre la franja del territorio dentro de
la ruta canalera. Por tanto Nicaragua había violado el tratado Cañas – Jerez,
suscrito en 1858, que garantizaba a Costa Rica potestad para navegar en el Rio
San Juan con objetos de comercio.
En respuesta el gobierno norteamericano alegó que la Corte
de Justicia de C.A. carecía de autoridad sobre el tratado Chamorro- Bryan.
Reorganización
del sistema electoral.
En 1913 el presidente de EE.UU. Woodrow Wilson, introdujo un nuevo objetivo
hacia la política exterior de Nicaragua: la implantación de la democracia
mediante la organización de procesos electorales supervisados por los marines.
Este cambio fue meramente formal en 1916.
En consecuencia las elecciones de ese año tan solo sirvieron
para dar apariencia de legalidad a la imposición del caudillo conservador
Emiliano chamorro (1917-1920); en este mismo año entra en el centro escolar de
una apreciable y reconocida profesora Carmela Noguera. Además, Emiliano logró
manipular las elecciones de 1920 para dejar el cargo en manos de su tío Diego
Manuel Chamorro (1921- 1923) y continuó controlando la vida política de
Nicaragua detrás de la silla presidencial.
Excluidos de participar en la vida política, los liberales
optaron por la vía militar y organizaron varios levantamientos armados en las
zonas fronterizas de Honduras. Finalmente, el departamento de Estado
norteamericano comprendió la necesidad de permitir la participación de los
liberales, si querían alcanzar una mínima estabilidad política. En
consecuencia, en 1921 el gobierno nicaragüense contrató a Harold Dodds un
profesor de ciencias políticas de la universidad de Harvard, para diseñar un
nuevo sistema electoral. La propuesta de Dodds fue aprobada en 1923.
De acuerdo a esta ley, cualquier organización política podía
adquirir el status de “partido” mediante una solicitud firmada por un número de
ciudadanos equivalente al cinco por ciento del total de votos depositados en la
elección anterior. Peor aún, que la mayoría de los funcionarios de todos los
niveles de maquinaria electoral debían ser escogidos entre los miembros del
partido político que estuviese en el poder en el momento de las votaciones.
Gracias a esto, el gobierno de turno podía descalificar a los votantes de otros
partidos y cometer fraude a la hora del conteo de las boletas.
Además de discriminar a la mujer, negándole el derecho al voto, la ley Dodds presentaba una
notable debilidad: el voto no era secreto. En efecto, los ciudadanos debían
colocarse en filas según el partido de su preferencia, y marcar la boleta en
presencia de los funcionarios de la junta electoral.
Bartolomé
Martínez y el gobierno de transacción. En 1923, muere repentinamente el
presidente Diego Manuel Chamorro y el vicepresidente Bartolomé Martínez asumió
el cargo hasta 1924. Martínez se esforzó, al menos en parte, a recuperar la
soberanía del país.
En diciembre de 1923, Martínez ordenó una encuesta entre
figuras prominentes de distintos sectores políticos y económicos, en torno a las causas de la crisis
del país.
En efecto, muchos grandes cafetaleros –incluso algunos
miembros de la oligarquía granadina- habían perdido propiedades hipotecadas el
banco nacional, que era controlado desde Nueva York por sus socios
mayoritarios.
Tomando en cuenta la opinión pública, Martínez inició una
campaña para nacionalizar el Banco Nacional, y en septiembre de 1924 el Estado
nicaragüense logró recuperar la totalidad de las acciones. La campaña
nacionalista permitió consolidar una alianza entre los partidos Conservador Republicano
y el Liberal Nacionalista.
En consecuencia, el primero de enero de 1925 tomó posesión
el llamado Gobierno de Transacción, integrado por el presidente Carlos
Solórzano, conservador, y el vicepresidente Juan Bautista Sacasa, liberal.
El 25 de octubre, el general Emiliano Chamorro se apoderó de
la Loma de Tiscapa, principal cuartel militar de la capital. Intimidado por el
belicoso caudillo conservador, el presidente Carlos Solórzano renunció el 16 de
enero de 1926. Acto seguido, la Asamblea Nacional –dominada por la oligarquía
conservadora- otorgó la presidencia a Chamorro aunque, según la constitución
política, el cargo correspondía el vicepresidente Sacasa.
Emiliano chamorro procuró congraciarse a los banqueros
norteamericanos, devolviendo a sus agentes el pleno control sobre la
administración del Banco Nacional de Nicaragua. Chamorro no obtuvo el
reconocimiento diplomático que esperaba, pues en 1923 el gobierno
norteamericano había auspiciado una conferencia en Washington en la que
delegados de cinco estados centroamericanos acordaron impedir la consolidación
de regímenes surgidos de un golpe de estado o una revolución. Por tanto la
Asamblea Legislativa optó por una salida amañada y el 11 de noviembre de 1926
nombró presidente a Adolfo Díaz.
La Guerra
Constitucionalista. La
injerencia de Estados Unidos en la política interna de Nicaragua provocó la
indignación de líderes nacionalistas de Latinoamérica.
El primero de diciembre de 1926, desde Puerto Cabezas, Sacasa proclamó su decisión de recuperar el cargo presidencial que le
había sido usurpado por Emiliano Chamorro y Adolfo Díaz. Su pronunciamiento
marcó el inicio de la llamada “Guerra Constitucionalista”. En respuesta Estados
Unidos envió barcos de guerra a los puertos de Bluefields y Corinto, alegando
la necesidad de proteger la vida e inversiones sus ciudadanos en Nicaragua.
Mientras tanto, el Ejército Constitucionalista avanzaba
desde Puerto Cabezas hacia las montañas de Matagalpa al mando del general José
María Moncada.
Integración
de Joaquín Pasos en el movimiento de vanguardia (1927- 1933). Vanguardia viene del
francés avant´garde. Con el nombre de vanguardia se designa a los movimientos
europeos que se gestaron después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuyo
propósito fue una renovación en el arte contemporáneo. En Nicaragua este
movimiento fue capitaneado por José Coronel Urtecho (1906- 1994) y Luis Alberto
Cabrales (1910- 1974) quienes habían retornado a Nicaragua en 1927 de Los
Estados Unidos y Francia, respectivamente.
En ese año se publicó
la revista Semana, dirigida por Luis Pasos
Arguello, José Coronel Urtecho y Luis
Alberto Cabrales. En esa revista se inició el movimiento renovador de las
letras nicaragüenses con la aparición los famosos y sorpresivos “parques” de Coronel
Urtecho.
La poesía de José Coronel influyó, de inmediato, en grupo de
poetas calificados que conformarían el grupo de vanguardia. Este grupo estaba
conformado por: José Coronel Urtecho, Luis Alberto Cabrales, Pablo Antonio
Cuadra, Octavio Rocha, Joaquín Pasos (quien tenía 16 años y estaba en su año de
bachillerato en colegio Centroamérica, en Granada) Alberto Ordoñez Arguello,
José Román, Luis Downing, Joaquín Zavala Urtecho que era caricaturista y Carmen
Sovalbarro.
La prioridad del movimiento de vanguardia en el país fue la
transformación de la precaria cultura artística y literaria en la que había
caído Nicaragua, después de la aparición de Rubén y el modernismo, en busca de
conquistar una nueva expresividad en contra de los procesos establecidos y afirmar la identidad nicaragüense, necesidad perentoria de
esa generaci6n que sufría la intervenci6n extranjera.
En cuanto a los temas, los vanguardistas abandonaron el
mundo de las cosas de la naturaleza en un sentido humanista como si fueran
máquinas, pero concebida como seres humanos racionales. Y el vocabulario
poético, estaba cargado de todo ese ambiente que puebla el capitalismo
financiero industrial: el jazz (en la música), los deportes, las modas, las
reivindicaciones obreras, las ciudades por dentro o por fuera, los automóviles,
las fábricas, etc.
En este movimiento – según Sergio Ramírez- “El poeta más representativo del grupo de Vanguardia, y uno
de los cimeros de la literatura nacional es Joaquín Pasos.
Su grandeza está en el poder que tiene de convertir
el lenguaje poético en un lenguaje común, o viceversa, dentro de una
transparencia que se vuelve mágica”.
La Guerra
Constitucionalista (recapitulación) el Ejército Constitucionalista avanzaba desde Puerto
Cabezas hacia las montañas de Matagalpa al mando del general José María
Moncada. En abril de 1927, las fuerzas insurgentes ya se hallaban en Boaco,
preparando el ataque final a la capital.
El 4 de mayo los delegados de Díaz y Sacasa se reunieron a
negociar con Henry L. Stimson, enviado por presidente Calvin Coolidge. El
primer punto del plan Stimson, era el desarme total de ambos ejércitos; el
segundo, de carácter político, provocó
la división de los “constitucionalistas”: Stimson exigía la permanencia
de Díaz hasta 1928. Sacasa rechazó tal condición, pero Moncada la aceptó con la
esperanza de triunfar en los comicios venideros. Ese acuerdo es conocido como
“Pacto del Espino Negro”.
Atendiendo las órdenes de Moncada, los militares liberales
procedieron a entregar las armas a excepción de uno: Agusto C. Sandino. El
objetivo de Sandino era: expulsar a los marines del territorio nicaragüense y
redimir a los oprimidos.
Resistencia
Nacional.
La base
social en las Segovias. El primer paso de Sandino fue regresar a la zona minera de
San Albino, ubicado en las Segovias, para obtener armas y explosivos, así
también para organizar una base de apoyo para la lucha. Las Segovias
presentaban las condiciones geográficas así como sociales para ser la base.
El ochenta por ciento de los setenta y cinco mil habitantes
de las Segovias vivían en caseríos dispersos; muchos habían sido empujados
hacia la frontera agrícola por los grandes caficultores. Aunque marginados de
la asistencia estatal, no escapaban a los estragos de la violenta cultura
política engendrada entre las constantes pugnas entre las oligarquías liberales
y conservadoras. Con frecuencia, los campesinos se veían arrastrados a las
guerras civiles por intermedio de caudillos regionales o locales. No es
extraño, pues, que estos campesinos cifrara sus esperanzas en Sandino.
El líder popular se presentaba así mismo como un instrumento
de la justicia divina, cuya misión era redimir al pueblo nicaragüense de la
opresión extranjera y rescatar su dignidad.
Ejército
Defensor de la Soberanía Nacional. El 2 de septiembre de 1927, centenares de campesinos
segovianos llegaron hasta el cuartel general de Sandino a juramentarse como
soldados del Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN).
Los
Marines y la Guardia Nacional. Entre 1927 y 1933 el número de marines en Nicaragua osciló
500 y 3,000. Además contaban con el apoyo de la Guardia Nacional, creada en
octubre de 1927 mediante un convenio entre los
gobiernos de Nicaragua y Estados
Unidos. En 1929, se cumplieron las aspiraciones del general José María Moncada
de llegar a la presidencia. Durante su mandato, la persecución a los
combatientes sandinistas recrudeció pues, aparte de la Guardia Nacional,
Moncada reclutó un “Ejército voluntario” jefeado por el mercenario mexicano
Juan Escamilla, famoso por su crueldad.
Una buena parte de estas fuerzas fue desplegada en decenas
de campamentos establecidas en los poblados , fincas y vías de comunicación de
las Segovias. Desde la base salían patrullas móviles, armadas de fusiles automáticos,
subametralladoras y lanzagranadas.
Los informes diarios de estas patrullas revelaban que los
marines destruyeron las casas, milpas y animales domésticos de los segovianos,
para evitar el apoyo a los sandinistas.
Había escuadrones aéreos de la marina compuestos por 19
bombarderos Falcon, Corsair y Loening. Sus reportes diarios revelaban que los
pilotos tenían plena libertad de actuar según sus criterios ante situaciones
sospechosas.
El 2 de julio de 1928, una cuadrilla de 75 hombres se
hallaba rozando el camino entre Quibuto y San Juan de Telpaneca; a juicio de un
piloto norteamericano, su estilo de usar el machete era “notoriamente teatral”,
por lo que fueron atacados por bombas y fuego de metralla. La masacre ameritó
una breve investigación; el comandante de área concluyó que el ataque había
sido injustificado, reprendió al piloto y archivó el caso.
Los acuerdos de paz.
La oposición a
la guerra en EEUU. El 25 de noviembre de 1931, el
encargado de negocios norteamericano Willard Beaulac, informó a sus superiores
que la amenaza de los “bandidos” había empeorado desde su llegada al país,
hacia ya tres años.
Para entonces,
alrededor de un centenar de marines había muerto en Nicaragua, y aunque esta
cifra era ínfima en comparación con el nùmero de victimas nicaragüenses, el pueblo norteamericano
estaba hastiado de la guerra.
Estados Unidos se
hallaba sumido en una grave depresión económica, luego de la quiebra de la
bolsa de valores de Nueva York en 1929.
acusaban a las grandes
compañías de evadir el pago de impuestos mediante sus operaciones en el
exterior, pese a lo cual el gobierno invertía grandes sumas y enviaba a jóvenes
norteamericanos a la muerte en países lejanos para proteger sus propiedades.
Convencido de no alcanzar una victoria militar, el presidente Hebert Hoover, anunció
su intención de retirar a los marines después de las elecciones programadas a
celebrarse en Nicaragua en noviembre de 1932.
Elecciones y desarme. (De 1932 a 1935 Joaquín Pasos colaboró
con los periódicos Suplemento, La Reacción y La Voz de Oriente)Ante
el inminente retiro de los marines, liberales y conservadores buscaron una
salida política al conflicto: acordaron incluir en la constitución política el
principio de la representación política de la minoría, asimismo. Se estableció
que el candidato presidencial perdedor pasaría automáticamente a ocupar la
presidencia del senado.
El 3 de octubre de
1932, los candidatos presidenciales – Juan Sacasa y Adolfo Díaz- acordaron
enviar un comisión bipartidista a negociar la paz con Sandino después de las
elecciones. El triunfo correspondió Sacasa, quien tomó posesión el 1 de enero
de 1933 y ese mismo mes los EEUU anunciaron el retiro de los marines.
El acuerdo entre
Sacasa y Sandino, otorgó a este último el control sobre una región en las
riberas del rio Coco donde tendría derecho a organizar cooperativas agrícolas
para sus seguidores. Asimismo se le permitió conservar una fuerza armada de
cien hombres durante un año en ese lapso de tiempo el gobierno podría la opción
de desmovilizarla, reducir su tamaño o colocarla bajo sus oficiales.
El resto debía
entregar las armas a Sofonías
Salvatierra quien había de mediador entre ambos. El 22 de febrero de 1933,
Sandino cumplió los compromisos adquiridos y desmovilizó su ejército en San
Rafael del Norte.
Guardia Nacional
y Sandino. Después de seis largos, la guerra civil y
la ocupación militar extranjera habían concluido. Sin embargo, aún quedaba el
problema sin resolver de la existencia de dos fuerzas armadas la: Guardia
Nacional y los sandinistas; el grupo más fuerte era el de la Guardia Nacional
que estaba dirigida por Anastasio Somoza García. Sacasa había aceptado su
nombramiento a instancias del presidente Moncada, el general Matthews, jefe de
las tropas de ocupación y Mathew Hanna, embajador de los Estados Unidos.
La Guardia Nacional
representaba una fuerza muy poderosa en el contexto nicaragüense, pues contaba
con más de 4,000 efectivos, bien equipados con armas modernas. Durante el año
1933, se produjeron varios choques armados en las Segovias entre patrullas de
la Guardia Nacional y grupos combatientes sandinistas, Somoza acusó a Sandino
de incumplir con el proceso de desarme; Sandino argumentaba que la Guardia
Nacional era una fuerza armada “inconstitucional”, pues había sido entrenada y
organizada por las tropas de ocupación norteamericana.
El presidente
Sacasa, de temperamento débil, se sentía atrapado entre estos dos poderes
militares. Somoza exigía el desarme total de los sandinistas, y estos, a su
vez, reclamaban el control exclusivo sobre una parte del territorio del estado
Sin embargo, Somoza
comprendía que Sandino era un obstáculo para sus ambiciones de poder.
El Ascenso de la Dictadura
Somocista.
La “nueva” política exterior de EEUU. Estimulado por el apoyo del congreso, Somoza inició una nueva campaña para
llegar a la residencia, pese a que la constitución política vigente le inhibía
expresamente de ocupar ese cargo, dado su parentesco con Sacasa y su condición
de militar activo.
A juicio del
presidente Sacasa, el gobierno de EEUU, era en cierta medida, responsable de la
conducta del Jefe Director de la Guardia Nacional, pues esta institución
militar había sido creada por los marines. Por tanto solicitó al Departamento
de Estado que frenara las ambiciones políticas de Somoza, declarando que no
reconocería la legitimidad de los gobernantes llegados al poder por vía
inconstitucional.
Sin embargo,
Washington rechazó la solicitud de Sacasa, argumentando que la época del
intervencionismo norteamericano en los asuntos internos de los otros países era
definitivamente una cosa del pasado.
En efecto, ante la
Séptima Conferencia Panamericana, celebrada en Montevideo, Uruguay, el
secretario de Estado, Roger Hull, había proclamado el derecho de EEUU de
respetar el principio de la no intervención. Este giro obedecía a la voluntad
del presidente Franklin D. Roosevelt (1933- 1945) de distanciarse de las
políticas del Gran Garrote y de la diplomacia del dólar de sus predecesores.
Su gobierno
consideraba que la intervención política directa de los marines era muy costosa,
tanto en términos políticos como económicos.
Concentrado en
resolver los problemas internos causados por la Gran Depresión, el presidente
Roosevelt decidió aceptar los nuevos regímenes militares en Centroamérica y el
Caribe.
Proyección del
grupo de vanguardia en el campo político. Sucedió, sin
embargo, que el grupo de vanguardia, hasta entonces circunscrito al plano
literario, vino a proyectarse en el campo de la política nicaragüense como la
natural reacción contra la estéril lucha bipartidista. Si Coronel Urtecho fue
el maestro literario, Cabrales fue el instructor político: el indicó a sus
compañeros de las doctrinas de Charles Maurras, decidieron proyectarlo por el
rumbo ideológico del fascismo. De aquí que proyectaron un régimen autoritario
sin las debilidades y condescendencia populares de la posible democracia
liberal que les devolvería a ellos – y a su fase- depositarnos de la esencia de
la nacionalidad, el poder que correspondía.
Se encontraron con
Anastasio Somoza García, enaltecido como el “pacificador de las Segovias”, el
hombre clave para la realización de su apuntado proyecto: restaurar en la vida
independiente y moderna de Nicaragua un orden nuevo que era más que el orden
colonial con el gobernador a la frente, ósea con el dictador.
Esa razón - Según
Alberto Ordoñez Arguello, escritor y primo de Joaquín Pasos- se explicaba como oportuna
y saludable por motivos sencillamente deducibles, al confrontar el grupo de
Vanguardia el subdesarrollo social, cultural y político que padecía el país, no
obstante de los adelantos científicos, tecnológicos impuestos en Nicaragua en
el siglo XX. Por otra parte las exacerbaciones del capitalismo imperialista y
colonizador anglosajón, especialmente de
los EEUU en los últimos tiempos,
había puesto a las naciones menos
desarrolladas de nuestro continente, y en forma peculiar a Nicaragua, atada por
el tratado canalero Bryan- Chamorro en condiciones de franca dependencia. Y
esto significaba para nuestro país una dolorosa experiencia respecto a la
perversión en la que había caído la primordial Revolución Democrática en los
EEUU, su política del big- steak.
Los vanguardistas fundaron un periódico llamado La Reacción. Se inspiraban especialmente
en la Enquête sur la monarchie de Charles Maurras y para evitar que los llamaran
“reaccionarios” se llamaron a sí mismos “reaccionarios”.
El
periódico duró solo un mes y después los reaccionarios cayeron presos. La
Reacción – según Ernesto Cardenal- era en el fondo un reacción contra la
reacción como la Anti-academia no había sido un Anti sino una actitud positiva
contra una Anti-poesía, la Reacción era más bien una vanguardia política y así
lo entendió Alberti a su paso por Nicaragua, quien escribió a Neruda que el
movimiento más valioso que había en Nicaragua era el de los muchachos
“reaccionarios”. Nicaragua es un país de paradojas. En ese país en que los
“liberales “ eran conservadores y los “conservadores” de ideología liberal
(aunque ni unos ni otros eran conservadores ni liberales porque ni los unos
conservaban ni los otros liberalizaban nada) y en que la “democracia” era una
farsa para explotar al pueblo , los vanguardistas lucharon contra la
explotación llamándose “Reaccionarios”. Y Somoza continuó la paradoja
haciéndose amigo de los EEUU. Quitó los retratos de Hitler y Mussolini que
habían estado en su escritorio y se deshizo de los “Reaccionarios “por
anti-democráticos, pero se convirtió en dictador manteniendo sin embargo toda
la farsa democrática.
Y
una paradoja más: Joaquín Paso que había sido de los “reaccionarios”, fue uno
de los mayores adversarios de la tiranía que hubo en el periodismo nacional, y
uno de los mayores defensores del pueblo y de la libertad.
Joaquín
tuvo un puesto en el gobierno de Somoza, como secretario del protocolo, pero no
duro mucho en ese puesto.
El golpe de estado de 1936. En mayo
de 1936, Somoza atacó el fortín de Acosasco en León, y la Guardia presidencial
en Managua, únicos cuerpos militares comandados por personas fieles a Sacasa. Los
representantes diplomáticos de México, Honduras, El Salvador, Gran Bretaña y
Francia, instaron a Somosa a detener el derramamiento de sangre. EEUU estaba
decidido a no ayudar al gobierno nicaragüense.
Convencido de haber
perdido todo control sobre las instituciones políticas de Nicaragua, y de no
tener a quien recurrir en busca de apoyo, el presidente Sacasa presentó su
renuncia y salió al exilio el 6 de junio de 1936.
Fraudes electorales y clientelismo. El 19 de junio, el partido liberal nombró oficialmente a Somoza como
su candidato a las elecciones a celebrarse en diciembre de ese mismo año. La
oposición conservadora se retiró de la contienda, y más del 50% de la población
se abstuvo de votar. No obstante, Somoza fue proclamado presidente
constitucional por el Consejo Nacional de Elecciones y asumió este cargo en
enero de 1937.
El control sobre el
poder ejecutivo y el ejército fortaleció a Somoza. Pronto empezó a utilizar las
fuerzas armadas, así como su recién creado servicio de información secreta para
reprimir a la oposición y acallar la prensa independiente.
Al mismo tiempo,
Somoza aprovecho las instituciones económicas creadas por los “diplomáticos del
dólar” para enriquecerse y atraer una amplia clientela política. Hizo delegar
en el poder ejecutivo la potestad de nombrar todos los altos funcionarios de
los bancos estatales, a fin de controlar el sistema crediticio.
Traslado de operaciones del grupo de vanguardia a
Managua. En el año 1936, se realiza el traslado del
grupo de Vanguardistas –Reaccionarios a Managua. Deja de ser Granada la sede del
movimiento. Según Ernesto Cardenal, cuando Joaquín fue a Managua, fundó con
Joaquín Zavala una revista literaria y política y humorística: ópera bufa. En esa revista escribía
denunciando a los dos partidos, liberal y conservador: “no difieren el uno del
otro ni en doctrinas, ni en hombres, sino en odios”. Decía que había una
conspiración de ancianos contra los jóvenes, y que los ancianos no solo
dirigían la política, sino también las revoluciones, para que murieran los
jóvenes: “los ancianos tienen ya una corta vida y como el tiempo les apremia, han resuelto turnarse en el
mando cada cuatro años. la cual se constituye como órgano oficial de combate.
Desde el mes de
mayo de ese año-clave se ha impuesto la dictadura del general Anastasio Somoza.
Y al producirse el derrocamiento del líder constitucional, doctor Juan Bautista
Sacasa, los líderes del grupo planearon hacer de Somoza un duce nicaragüense.
Según Alberto
Ordoñez Argüello, Desde ese momento, la política de los llamados Reaccionarios
se desarrollo tan abrupta y desconcertante que el propio Somoza, quien
simpatizaba con las idea de emular a las grandes figuras del fascismo europeo,
nomás soplaron vientos de fronda para Roosevelt y Churchill en la conducción de
la Guerra Mundial II, públicamente “nos” puso en entre dicho y bajo amenaza.
Pero el verdadero fracaso moral de la aventura política encaminada a fascitarza
a Nicaragua se produjo frente al espectáculo esquizofrénico y demoniaco de
Hitler. Sobre todo, por su implacable persecución antisemita, durante la cual
hizo incinerar a millones de víctimas en los crematorios de los campos de
concentración.
Fue así obvio y consecuente que el movimiento
reaccionario y fascista nicaragüense tendiera a desintegrarse.
En este mismo año,
una tifoidea lo escapa de matar y la noticia de su falso ingreso a la Estigia
aparece en los periódicos. Uno de sus amigos le pregunta cómo es eso de morirse
y él le contesta con su bien conocida “Carta sobre la muerte”, dirigida a
Eduardo Alaniz.
Fraudes y clientelismo (recapitulación). Por otra parte, Somoza centralizó el poder, sustituyendo los
tradicionales consejos municipales por juntas de vecinos leales el Partido
Liberal Nacionalista. El poder económico de este partido se fortaleció, gracias
al ingreso mensual del cinco por ciento
del salario de todos los empleados públicos.
Gracias a su
control sobre el Partido Liberal y el Congreso, Somoza pudo asegurar su
permanencia en el poder y, al mismo tiempo, guardar apariencia de legitimidad
mediante oportunas reformas a la Constitución Política.
En efecto, de
acuerdo a la Constitución vigente, la administración de Somoza finalizaba en
enero de 1941, y no podía optar a un segundo periodo presidencial. A fin de
eliminar este obstáculo, en marzo de 1939 la dócil y la asamblea legislativa
promulgo una nueva constitución política que contenía una insólita disposición
transitoria, por lo cual se otorgaba así mismo la potestad de elegir a la
persona que ejercería la presidencia hasta mayo de 1947. Dicha elección,
naturalmente, recayó en la casa Somoza García, quien aseguro de esta manera su
permanencia en el poder durante los ocho años siguientes.
Con el ascenso de
Somoza a la presidencia, Nicaragua se convirtió en el cuarto país
centroamericano gobernado por militares.
Entorno histórico-social del literato Joaquín Pasos. En cuanto a la vida del poeta, Alberto Ordóñez Argüello nos dice: en lo
que respecta a Joaquín Pasos, tras haber ocupado hacia 1938, el cargo de
secretario del jefe de protocolo, devino dentro de una actitud de abierta
rebeldía contra el régimen somocista, hasta el punto de llegar a padecer
cárcel, según puede comprobarse a lo largo de sus campañas libradas en “Los Lunes de La Nueva Prensa” revista
humorística dedicada casi exclusivamente a atacar a Somoza, publicación que él fundara en común dirigencia con el poeta
Manolo Cuadra, el periodista Alejandro Cuadra Mendoza, el caricaturista y
dibujante Toño López y el recordado humorista Gonzalo Rivas Novoa, GE ERRE ENE.
Así prácticamente
termino la imposible aventura reaccionaria y fascista en Nicaragua. Y aquellos
que vivimos la intimidad de Joaquín, sabemos de la tremenda crisis espiritual experimentada
por su fina y exquisita sensibilidad, en vista de la quiebra total de las ideas
que habíamos sustentado.
En ese mismo año dirige con su íntimo amigo,
Alberto Ordóñez Argüello, la publicación que lleva el título de ese año, 1938.
Alianzas Geopolíticas en la II
Guerra Mundial.
El totalitarismo europeo. El
abandono del modelo político inspirado en las ideas liberales de la Ilustración
no era un fenómeno exclusivo de Centroamérica. Después de la I Guerra Mundial,
se había observado en Europa la aparición de diversos movimientos ideológicos
que proclamaban la necesidad de sustituir la democracia liberal por modelos políticos
totalitarios, caracterizados por la subordinación de los derechos individuales
a las necesidades del Estado.
A raíz de la muerte
de Lenin en 1924, se instauró la Unión Soviética, un sistema totalitario
comunista bajo el férreo mando de José Stalin. El primer paso consistió en
convencer o forzar al campesinado a abandonar su forma tradicional de vida e
integrarse a trabajar en modernas empresas agrícolas estatales. Incrementó la
producción de alimentos, permitió la construcción de grandes centros industriales
y en menos de 20 el Estado comunista transformó el atrasado imperio de los
Zares en una potencia industrial de primer orden, e impulsó masivos programas
de salud, educación y vivienda en beneficio de los trabajadores.
El modelo de
organización despertó el interés de muchos obreros europeos, asi también el
temor de los propietarios. Los temerosos decidieron decididos a detener el
avance del comunismo, optaron por la ideología del fascismo. El fascismo se presentaba como una
alternativa dentro del sistema capitalista para superar las lucha política y
social entre partidos, sindicatos y gremios empresariales. La solución
consistía en lograr que todos estos sectores se sometieran al Estado como
autoridad mediadora.
El fascismo rechazaba la idea de la igualdad de todos los
seres humanos. Por el contrario, predicaba la superioridad de ciertas razas u
hombres excepcionales, supuestamente colocado por la Providencia a la cabeza de
las grandes naciones.
En Italia, el
Estado fascista se organizó sobre la base del poder carismático de Benito
Mussolini (1883- 1945), y Alemania encontró su superhombre en Adolfo Hitler
(1889- 1945).
Influencia del fascismo en Nicaragua. Somoza no ocultaba su simpatía por el fascismo y exhibía con orgullo un
retrato de Mussolini en su despacho. Además, incorporó como activistas de la
campaña electoral de 1936 a un grupo de jóvenes que se hacían llamar “camisas
azules”, e imitaban a las fuerzas de choques creadas por los fascistas
italianos y alemanes.
Aunque el grupo de
los “camisa azules” pronto se disolvió, la influencia de su ideología en los
legisladores nicaragüenses aun era evidente en vísperas de la II Guerra
Mundial. En el artículo 201 de la Constitución Política promulgada en marzo de
1939, se lee que el Presidente de la República es el “jefe del Estado y
personifica a la Nación” – una idea de clara inspiración fascista.
La política de alianzas de EEUU.
Ante la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se esforzó por estrechar sus
relaciones con los países del área, y en especial, con Nicaragua, dada su
situación estratégica en el istmo.
En junio de 1939, el dictador nicaragüense fue
recibido en la capital norteamericana con todos los honores, mientras tanto sus
allegados en Nicaragua trabajaban febrilmente para prepararle una apoteósica
bienvenida.
Somoza anunció a las setenta y cinco mil
personas que lo fueron a recibir, que Roosevelt le había prometido construir un
canal interoceánico por Nicaragua, presentando este hecho como un gran logro
personal.
En verdad el presidente norteamericano tan
solo había ofrecido enviar al cuerpo de ingenieros del ejército a estudiar
diversas opciones para comunicar las costas del Caribe y el Pacífico
nicaragüense.
Cuando EEUU entró en la Segunda Guerra Mundial
en diciembre de 1941, Somoza también se apresuró a declarar la guerra en contra
del eje fascista integrado por Alemania, Italia y Japón. Pero Nicaragua no
lanzó ni una sola bala.
Joaquín
Pasos. En 1940 se hace cargo de Los Lunes de La Prensa con Pablo Antonio Cuadra y Luis Alberto
Cabrales. Termina su quinto año de derecho en la Universidad Central, y por
falta de interés, no se preocupa por sacar el doctorado. Gana algún dinero como
periodista y con eso se conforma.
Corrupción y Clientelismo Político.
“Plata
y Plomo”. Somoza García gustaba jactarse de la
eficacia de una forma política de propia autoría: “plata para los amigos, plomo
para los enemigos”. A medida que crecía la infraestructura de la Guardia
Nacional, el dictador se cuidó de cultivar la lealtad de sus miembros.
Además en corto tiempo, construyó un emporio
económico personal que le permitió extender sus redes de clientelismo político
en gran parte del territorio. En 1942, en el contexto de la Segunda Guerra
Mundial deportó a varios inmigrantes alemanes a campos de concentración en
EEUU.
William Krehm, un corresponsal de la revista
Times que visitó Nicaragua en 1944 y
1945, describió otras obras “estrategias empresariales” del dictador. Por
ejemplo: aduciendo preocupación por la salud de los niños, prohibió la venta de
la leche sin pasteurizar, justo en vísperas de inaugurar su propia planta
conservadora.
Un dictador populista. La
Segunda Guerra Mundial sirvió de pretexto al general Somoza, así como a los
dictadores norteamericanos, para imponer la ley Marcial y restringir las
actividades de la oposición.
Las ideas demócratas eran divulgadas en Centroamérica
a través de campañas publicitarias financiadas por la embajada de los EEUU en
la región. En 1944, los generales Hernández Martínez de El Salvador y Jorge
Ubico de Guatemala, Fueron obligados
renunciar a la presidencia mediante manifestaciones y huelgas cívicas.
El triunfo de estos movimientos democráticos estimuló a la oposición
nicaragüense.
En respuesta, el
coronel Lindberg- un norteamericano que dirigía la Junta de Control de Precios
y de Comercio de Nicaragua- emitió un comunicado advirtiendo que toda empresa
que se sumara al paro sería intervenida, y se le “negaría el derecho de
reanudar actividades de negocio”.
Además, desde 1936
Somoza había adoptado un discurso populista, haciendo promesas demagógicas a
los trabajadores para ganar su apoyo. Ofrecía, por ejemplo, promulgar un código
laboral que contemplaría diversas medidas de seguridad social para los
asalariados, así como construir clubes obreros y viviendas baratas. Esta
táctica dio resultado, pues en 1944 Somoza logró convencer a los obreros
agrupados en el Partido Socialista Independiente (PSN) que se abstuvieron de
participar en la huelga.
En los años
siguientes, Somoza continuó haciendo esfuerzos por ampliar sus bases de apoyo
entre los sectores obreros. En 1945, el progreso promulgó el código del
trabajo, que se convirtió en un instrumento estatal para controlar las
relaciones entre los empresarios y los obreros.
Obras de Joaquín Pasos. En 1945,
se incorpora como “Director de material” a la redacción de Los Lunes de La Nueva Prensa, el mejor semanario humorístico del
país, en el cual mantenía una sección fija: “Laboratorio”.
Entre 1940 y 1945,
escribe su poema cumbre Canto de Guerra
de las Cosas.
Según Ernesto Cardenal, en este poema Joaquín sintió la guerra mejor
que si hubiera tirado las granadas o piloteado bombarderos o conducido tanques.
Sintió repercutir la guerra en su propia carne.
Según Eduardo
Zepeda-Henríquez, el verdadero poema de madurez de Joaquín es el “Canto de
Guerra de las Cosas”. Joaquín cantó a las cosas en guerra, y cantó, a través de
las mismas, la desarticulación espiritual del hombre y el caos del mundo
moderno, por causa de la Guerra Mundial.
Las elecciones de 1947. En
víspera de las elecciones presidenciales, a celebrarse el dos de febrero de
1947, Somoza presentó un nuevo discurso democrático y abrió los espacios de
participación política. En este contexto, se conformó una fuerte alianza
opositora que llevó como candidato al Dr. Enoc Aguado. Una impresionante
multitud, calculada en unas cien mil personas, se congregó para manifestarle su
apoyo al cierre de su campaña.
Muerte de Joaquín.
El 20 de enero de
1947, muere Joaquín Pasos
Desarrollo.
El ser humano desde tiempos remotos ha tenido
la necesidad de comunicarse, ha logrado su cometido a través de lo que hoy
conocemos como lenguaje.
El lenguaje puede expresarse de diversas
formas: oral, escrito, etc. Otorgando así a cada persona la capacidad de
comunicarse de manera clara, elocuente y continua.
En su naturaleza de explotar lo que tiene, el
hombre ha sabido encontrar la manera de utilizar esta facultad nata, en
especial la escrita, al límite de convertirla en arte, arte que hoy conocemos
como Literatura. Se le denomina literatos al conjunto de personas que hacen del
lenguaje escrito un arte.
El entorno cambia y
es según este último, que se define la manera de actuar y en especial la de
comunicarse, siendo la Literatura una forma de comunicación y un arte, se ve
afectado de muchos ángulos, es decir, los acontecimientos, fenómenos, hechos
trascendentales, historia, influye en la producción literaria. Tomando en
cuenta que la principal función de los literatos es dar a conocer sus ideas,
fundarse en la historia, les otorga cierta credibilidad.
No todos los
literatos se concentran en un mismo hecho de la historia (un país tiene su
historia, una ciudad tiene su historia, un municipio, una familia, inclusive
una persona) puesto que se desarrollan en distintos entornos; algunos escriben
según su sentir, otros siguen movimientos y/o tendencias literarias que mueven
a muchos.
Algunos movimientos
literarios se forman tras un acontecimiento relevante en la existencia de un
continente, una nación, que al ser asimilado por los escritores de dichos
lugares, se forman grupos con la misma ideología. Al ser informados los
escritores de otros países de dichos movimientos pueden ser aceptados o
desechados puesto que no todos los países padecen lo mismo.
Tal es el caso del
poeta Joaquín Pasos. Nacido en Granada en 1914, durante la intervención
norteamericana, que adoptó el movimiento de Vanguardia que tuvo su origen en Europa tras la I Guerra
Mundial. Este movimiento llegó a Nicaragua en 1927, por medio de José Coronel
Urtecho y Luis Alberto Cabrales.
El movimiento de
vanguardia optaba por una nueva poesía nicaragüense, que había quedado
estancada desde la aparición del modernismo. Joaquín asimiló de inmediato la
influencia de los vanguardistas, inclusive fue el mayor representante de este
grupo, tenía un don inherente para escribir.
Ellos –los
vanguardistas- se reunían en la iglesia La Merced, para leer poemas, redactar
manifiestos, a celebrar la noticia de que los EEUU ya no construirían el canal
de Nicaragua.
Los vanguardistas fueron influenciados en sumo grado por la
vida social y política de Nicaragua.
Después de proyectarse en el plano literario, pasaron a
proyectarse al campo de la política. Esto pasó por razones obvias: Cabrales
quien era uno de los fundadores del grupo, los instruyó en cuanto a las
doctrinas de Charles Maurras y Mussolini, “que devolvería
a ellos – y a su fase- depositarnos de la esencia de la nacionalidad, el poder
que correspondía”. De ahí que se toparon con Anastasio Somoza García.
“Somoza no ocultaba
su simpatía por el fascismo y exhibía con orgullo un retrato de Mussolini en su
despacho”. Los Reaccionarios –seudónimo que adoptaron debido a la reacción que
tuvieron- fundaron un periódico llamado La Reacción, en el cual pretendían
hacer de Somoza, un Duce
nicaragüense.
Cuando EEUU (de
ideología comunista) le pidió apoyo a Nicaragua
para tenerla de aliada en la Segunda Guerra Mundial concediéndole a esta,
garantías de su alianza (la construcción de una modesta carretera que va desde
el Rama hasta un puerto en la cabecera del rio Escondido para comunicarla con
Bluefields) Somoza desechó de inmediato los retratos de Hitler y Mussolini, por
tanto se deshizo del grupo de los Reaccionarios.
Muchos decidieron
apartarse del campo político, pero Joaquín, quien había sido secretario de
protocolo en el gobierno de Somoza,
empezó a atacar a este a través de las características predominantes que
representan a los nicaragüenses: el Humor y la Risa.
A partir de ese
punto las obras de Joaquín estaban predestinadas a atacar a Somoza, su meta era
regresar la libertad del pueblo, por lo menos, en la libertad de expresión.
Las obras de un
literato son de pleno sentido subjetivo, es decir la perspectiva que surge
desde lo más profundo del ser del poeta mismo, que para muchos es difícil, casi
imposible lograr sacar del mundo de las ideas su propia conceptualización de la
realidad y que para ellos –los literatos, escritores- resulta de fácil
adecuación, tomando como punto de apoyo el entorno en el que viven.
Pasos, nunca dejó
un libro impreso, su proyecto Breve Suma no
llegó a imprimirlo en vida sino hasta después de su muerte; sus obras quedaron
en las distintas revistas y periódicos en los que trabajó. Dio a muchos una
sonrisa con sus semanarios humoristas, compartió su afán de vivir en cada uno
de sus versos y poemas.
Según Ernesto
Cardenal, Joaquín fue muy alegre, y en muchas ocasiones, bohemio. Se dio a la
vida de juerga más de lo que su organismo delicado podía resistir, aunque
también fue profundamente religioso. En esa vida derrochaba todo su dinero sin
importarle el día de mañana y derrochaba su imaginación y su ingenio y su
tiempo y salud. Derrochó su vida y tuvo una temprana muerte.
En el periodo de la
Segunda Guerra Mundial, Joaquín le escribió una carta al poeta Ordóñez Argüello:
“la poesía actual está ensordecida; es un fenómeno duro pero insalvable.
Tenemos que esperar la posguerra. Parece que el poeta actual no puede encontrar
una melodía nueva, mientras suenen los cañones. Está obligado a repetirse
durante toda la noche de la guerra en espera de aurora”.
Según Sergio
Ramírez Mercado: los temas que trata la literatura son: el amor, la muerte y la
locura. La guerra sirvió al joven poeta a crear su obra cumbre Canto de Guerra de las Cosas un poema
extenso de 200 versos, en el que el poeta canta el dolor sufrido por las cosas
después de la ausencia del hombre; hace mención
a los temas que aborda la literatura.
Todos los sentires del poeta se funden en uno
solo: la alegría, la tristeza, la paciencia, lo vivo, lo inanimado; para
concebir su verdadera percepción del ser en la desdicha, lo que lo rodea y la
repercusión que surge en los testigos mudos, las cosas.
Según Mario Benedetti en el Canto de Guerra de
las Cosas: el amor y el humor que antes desfilaron frente a un poeta que solo
parecía testigo sonriente; el alborozo vital y el optimismo palpitante que
habían sostenido por dentro las imágenes, pasan a convertirse en simples
motivos de comparación. Porque el Canto es, como lo ha señalado Cardenal, “la
gran profecía de su muerte, el testamento de Joaquín”. Se dice que Pasos llegó
a definir su propio poema como “el dolor humano producido por el quejido de las
cosas”.
Joaquín murió en el
año 1947, con el Canto cerró su pasó por esta vida, vivió joven, murió joven.
Muchos de los poetas que trabajaron con él y que llegaron a ser sus amigos
íntimos, quedaron insatisfechos con la muerte de Pasos, puesto que sabían que
él aun tenía muchas cosas por hacer, por eso dice su epitafio: Joaquín Pasos
murió ¡Dios la haya perdonado! Nosotros no.
Con su muerte, se
cierra una historia más del libro de las historias de la vida, libro en el que
hay personas que dejan su legado, que fueron capaces de decodificar su
interpretación de la realidad vivida en palabras capaces de ser aceptadas por
cualquiera que entienda su realidad.