viernes, 30 de noviembre de 2012



“Mientras más conoces del pasado, más entiendes del presente”, la nación nicaragüense guarda un pasado muy marcado: generó a Rubén Darío, quien fue creador de un movimiento literario; sufrió la intervención norteamericana, padeció la guerra constitucionalista, tubo la ambición de construir un canal interoceánico… en fin, tiene muchas historias que contar, sin embargo la repercusión que sintieron los nicaragüenses y la aceptación de estos hacia estas dificultades, se manifestó de diferentes maneras. Por ejemplo: en la dictadura del general Somoza, la mayoría de los ciudadanos adoptaron una actitud de sumisión ante esta adversidad. Sin embargo, hubo otros que reaccionaron ante esta problemática y se defendieron con lo que tenían a mano, la voz del pueblo. Tal es el caso de los periodistas y escritores de esa época.


Intervención militar y económica.

La historia de Nicaragua de 1914 a 1947.
Nicaragua estaba en desarrollo (aunque pocos años antes se encontraba envuelta en la guerra civil de del general Luis Mena y Benjamín Zeledón contra el gobierno de Adolfo   Díaz en 1912), la construcción de ferrocarriles, la modernización de ciudades y puertos, y la idea de construir un canal interoceánico que estaría situado en el Rio San Juan. Sin embargo, el país se encontraba en el auge de las dictaduras, ya sea por la intervención de otros países o por los mismos ciudadanos, Nicaragua no era libre.


Tratados internacionales. El presidente Adolfo Díaz (1911-1916) había llegado al poder por la intervención de EE.UU. y el exilio del ex presidente Juan José Estrada.
Durante los años de ocupación militar, la debilidad y dependencia de los gobiernos nicaragüenses, los llevó a suscribir los tratados que menoscabaron la soberanía territorial del estado:
En 1914 nace Joaquín Pasos y junto a su nacimiento, hechos que tuvieron mucha trascendencia en Nicaragua. El gobierno de Adolfo Díaz suscribió el tratado Chamorro-Bryan, por el cual concedió a EE.UU. derechos exclusivos y perpetuos sobre la ruta canalera del Rio San Juan a cambio de tres millones de dólares. Esta decisión causó protestas no solo a lo interno sino a lo externo de Nicaragua. El gobierno de Costa Rica y El salvador demandaron a Nicaragua ante la Corte de Justicia Centroamericana para arbitrar en los conflictos regionales.
El alto tribunal declaró que el tratado Chamorro- Bryan implicaba una venta de derechos reales sobre la franja del territorio dentro de la ruta canalera. Por tanto Nicaragua había violado el tratado Cañas – Jerez, suscrito en 1858, que garantizaba a Costa Rica potestad para navegar en el Rio San Juan con objetos de comercio.
En respuesta el gobierno norteamericano alegó que la Corte de Justicia de C.A. carecía de autoridad sobre el tratado Chamorro- Bryan.

Reorganización del sistema electoral. En 1913 el presidente de EE.UU. Woodrow Wilson, introdujo un nuevo objetivo hacia la política exterior de Nicaragua: la implantación de la democracia mediante la organización de procesos electorales supervisados por los marines. Este cambio fue meramente formal en 1916.
En consecuencia las elecciones de ese año tan solo sirvieron para dar apariencia de legalidad a la imposición del caudillo conservador Emiliano chamorro (1917-1920); en este mismo año entra en el centro escolar de una apreciable y reconocida profesora Carmela Noguera. Además, Emiliano logró manipular las elecciones de 1920 para dejar el cargo en manos de su tío Diego Manuel Chamorro (1921- 1923) y continuó controlando la vida política de Nicaragua detrás de la silla presidencial.
Excluidos de participar en la vida política, los liberales optaron por la vía militar y organizaron varios levantamientos armados en las zonas fronterizas de Honduras. Finalmente, el departamento de Estado norteamericano comprendió la necesidad de permitir la participación de los liberales, si querían alcanzar una mínima estabilidad política. En consecuencia, en 1921 el gobierno nicaragüense contrató a Harold Dodds un profesor de ciencias políticas de la universidad de Harvard, para diseñar un nuevo sistema electoral. La propuesta de Dodds fue aprobada en 1923.
De acuerdo a esta ley, cualquier organización política podía adquirir el status de “partido” mediante una solicitud firmada por un número de ciudadanos equivalente al cinco por ciento del total de votos depositados en la elección anterior. Peor aún, que la mayoría de los funcionarios de todos los niveles de maquinaria electoral debían ser escogidos entre los miembros del partido político que estuviese en el poder en el momento de las votaciones. Gracias a esto, el gobierno de turno podía descalificar a los votantes de otros partidos y cometer fraude a la hora del conteo de las boletas.
Además de discriminar a la mujer, negándole el  derecho al voto, la ley Dodds presentaba una notable debilidad: el voto no era secreto. En efecto, los ciudadanos debían colocarse en filas según el partido de su preferencia, y marcar la boleta en presencia de los funcionarios de la junta electoral.

Bartolomé Martínez y el gobierno de transacción. En 1923, muere repentinamente el presidente Diego Manuel Chamorro y el vicepresidente Bartolomé Martínez asumió el cargo hasta 1924. Martínez se esforzó, al menos en parte, a recuperar la soberanía del país.
En diciembre de 1923, Martínez ordenó una encuesta entre figuras prominentes de distintos sectores políticos y económicos, en torno a las causas de la crisis del país.
En efecto, muchos grandes cafetaleros –incluso algunos miembros de la oligarquía granadina- habían perdido propiedades hipotecadas el banco nacional, que era controlado desde Nueva York por sus socios mayoritarios.

Tomando en cuenta la opinión pública, Martínez inició una campaña para nacionalizar el Banco Nacional, y en septiembre de 1924 el Estado nicaragüense logró recuperar la totalidad de las acciones. La campaña nacionalista permitió consolidar una alianza entre los partidos Conservador Republicano y el Liberal Nacionalista.
En consecuencia, el primero de enero de 1925 tomó posesión el llamado Gobierno de Transacción, integrado por el presidente Carlos Solórzano, conservador, y el vicepresidente Juan Bautista Sacasa, liberal.

El 25 de octubre, el general Emiliano Chamorro se apoderó de la Loma de Tiscapa, principal cuartel militar de la capital. Intimidado por el belicoso caudillo conservador, el presidente Carlos Solórzano renunció el 16 de enero de 1926. Acto seguido, la Asamblea Nacional –dominada por la oligarquía conservadora- otorgó la presidencia a Chamorro aunque, según la constitución política, el cargo correspondía el vicepresidente Sacasa.
Emiliano chamorro procuró congraciarse a los banqueros norteamericanos, devolviendo a sus agentes el pleno control sobre la administración del Banco Nacional de Nicaragua. Chamorro no obtuvo el reconocimiento diplomático que esperaba, pues en 1923 el gobierno norteamericano había auspiciado una conferencia en Washington en la que delegados de cinco estados centroamericanos acordaron impedir la consolidación de regímenes surgidos de un golpe de estado o una revolución. Por tanto la Asamblea Legislativa optó por una salida amañada y el 11 de noviembre de 1926 nombró presidente a Adolfo Díaz.

La Guerra Constitucionalista. La injerencia de Estados Unidos en la política interna de Nicaragua provocó la indignación de líderes nacionalistas de Latinoamérica.
El primero de diciembre de 1926, desde Puerto Cabezas, Sacasa proclamó su decisión de recuperar el cargo presidencial que le había sido usurpado por Emiliano Chamorro y Adolfo Díaz. Su pronunciamiento marcó el inicio de la llamada “Guerra Constitucionalista”. En respuesta Estados Unidos envió barcos de guerra a los puertos de Bluefields y Corinto, alegando la necesidad de proteger la vida e inversiones sus ciudadanos en Nicaragua.
Mientras tanto, el Ejército Constitucionalista avanzaba desde Puerto Cabezas hacia las montañas de Matagalpa al mando del general José María Moncada.

Integración de Joaquín Pasos en el movimiento de vanguardia (1927- 1933). Vanguardia viene del francés avant´garde. Con el nombre de vanguardia se designa a los movimientos europeos que se gestaron después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuyo propósito fue una renovación en el arte contemporáneo. En Nicaragua este movimiento fue capitaneado por José Coronel Urtecho (1906- 1994) y Luis Alberto Cabrales (1910- 1974) quienes habían retornado a Nicaragua en 1927 de Los Estados Unidos y Francia, respectivamente.
En ese año se publicó  la revista Semana, dirigida por Luis Pasos Arguello, José Coronel Urtecho y  Luis Alberto Cabrales. En esa revista se inició el movimiento renovador de las letras nicaragüenses con la aparición los famosos y sorpresivos “parques” de Coronel Urtecho.
La poesía de José Coronel influyó, de inmediato, en grupo de poetas calificados que conformarían el grupo de vanguardia. Este grupo estaba conformado por: José Coronel Urtecho, Luis Alberto Cabrales, Pablo Antonio Cuadra, Octavio Rocha, Joaquín Pasos (quien tenía 16 años y estaba en su año de bachillerato en colegio Centroamérica, en Granada) Alberto Ordoñez Arguello, José Román, Luis Downing, Joaquín Zavala Urtecho que era caricaturista y Carmen Sovalbarro.
La prioridad del movimiento de vanguardia en el país fue la transformación de la precaria cultura artística y literaria en la que había caído Nicaragua, después de la aparición de Rubén y el modernismo, en busca de conquistar una nueva expresividad en contra de los procesos establecidos y afirmar la identidad nicaragüense, necesidad perentoria de esa generaci6n que sufría la intervenci6n extranjera.

En cuanto a los temas, los vanguardistas abandonaron el mundo de las cosas de la naturaleza en un sentido humanista como si fueran máquinas, pero concebida como seres humanos racionales. Y el vocabulario poético, estaba cargado de todo ese ambiente que puebla el capitalismo financiero industrial: el jazz (en la música), los deportes, las modas, las reivindicaciones obreras, las ciudades por dentro o por fuera, los automóviles, las fábricas, etc.

En este movimiento – según Sergio Ramírez- “El poeta más representativo del grupo de Vanguardia, y uno de los cimeros de la literatura nacional es Joaquín Pasos.
Su grandeza está en el poder que tiene de convertir el lenguaje poético en un lenguaje común, o viceversa, dentro de una transparencia que se vuelve mágica”.

La Guerra Constitucionalista (recapitulación) el Ejército Constitucionalista avanzaba desde Puerto Cabezas hacia las montañas de Matagalpa al mando del general José María Moncada. En abril de 1927, las fuerzas insurgentes ya se hallaban en Boaco, preparando el ataque final a la capital.
El 4 de mayo los delegados de Díaz y Sacasa se reunieron a negociar con Henry L. Stimson, enviado por presidente Calvin Coolidge. El primer punto del plan Stimson, era el desarme total de ambos ejércitos; el segundo, de carácter político, provocó  la división de los “constitucionalistas”: Stimson exigía la permanencia de Díaz hasta 1928. Sacasa rechazó tal condición, pero Moncada la aceptó con la esperanza de triunfar en los comicios venideros. Ese acuerdo es conocido como “Pacto del Espino Negro”.
Atendiendo las órdenes de Moncada, los militares liberales procedieron a entregar las armas a excepción de uno: Agusto C. Sandino. El objetivo de Sandino era: expulsar a los marines del territorio nicaragüense y redimir a los oprimidos.

Resistencia Nacional

La base social en las Segovias. El primer paso de Sandino fue regresar a la zona minera de San Albino, ubicado en las Segovias, para obtener armas y explosivos, así también para organizar una base de apoyo para la lucha. Las Segovias presentaban las condiciones geográficas así como sociales para ser la base.
El ochenta por ciento de los setenta y cinco mil habitantes de las Segovias vivían en caseríos dispersos; muchos habían sido empujados hacia la frontera agrícola por los grandes caficultores. Aunque marginados de la asistencia estatal, no escapaban a los estragos de la violenta cultura política engendrada entre las constantes pugnas entre las oligarquías liberales y conservadoras. Con frecuencia, los campesinos se veían arrastrados a las guerras civiles por intermedio de caudillos regionales o locales. No es extraño, pues, que estos campesinos cifrara sus esperanzas en Sandino.
El líder popular se presentaba así mismo como un instrumento de la justicia divina, cuya misión era redimir al pueblo nicaragüense de la opresión extranjera y rescatar su dignidad.

Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. El 2 de septiembre de 1927, centenares de campesinos segovianos llegaron hasta el cuartel general de Sandino a juramentarse como soldados del Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN).

Los Marines y la Guardia Nacional. Entre 1927 y 1933 el número de marines en Nicaragua osciló 500 y 3,000. Además contaban con el apoyo de la Guardia Nacional, creada en octubre de 1927 mediante un convenio entre los  gobiernos de Nicaragua  y Estados Unidos. En 1929, se cumplieron las aspiraciones del general José María Moncada de llegar a la presidencia. Durante su mandato, la persecución a los combatientes sandinistas recrudeció pues, aparte de la Guardia Nacional, Moncada reclutó un “Ejército voluntario” jefeado por el mercenario mexicano Juan Escamilla, famoso por su crueldad.
Una buena parte de estas fuerzas fue desplegada en decenas de campamentos establecidas en los poblados , fincas y vías de comunicación de las Segovias. Desde la base salían patrullas móviles, armadas de fusiles automáticos, subametralladoras y lanzagranadas.

Los informes diarios de estas patrullas revelaban que los marines destruyeron las casas, milpas y animales domésticos de los segovianos, para evitar el apoyo a los sandinistas.
Había escuadrones aéreos de la marina compuestos por 19 bombarderos Falcon, Corsair y Loening. Sus reportes diarios revelaban que los pilotos tenían plena libertad de actuar según sus criterios ante situaciones sospechosas.

El 2 de julio de 1928, una cuadrilla de 75 hombres se hallaba rozando el camino entre Quibuto y San Juan de Telpaneca; a juicio de un piloto norteamericano, su estilo de usar el machete era “notoriamente teatral”, por lo que fueron atacados por bombas y fuego de metralla. La masacre ameritó una breve investigación; el comandante de área concluyó que el ataque había sido injustificado, reprendió al piloto y archivó el caso.

Los acuerdos de paz.

La oposición a la guerra en EEUU. El 25 de noviembre de 1931, el encargado de negocios norteamericano Willard Beaulac, informó a sus superiores que la amenaza de los “bandidos” había empeorado desde su llegada al país, hacia ya tres años.
Para entonces, alrededor de un centenar de marines había muerto en Nicaragua, y aunque esta cifra era ínfima en comparación con el nùmero de  victimas nicaragüenses, el pueblo norteamericano estaba hastiado de la guerra.
Estados Unidos se hallaba sumido en una grave depresión económica, luego de la quiebra de la bolsa de valores de Nueva York en 1929.
acusaban a las grandes compañías de evadir el pago de impuestos mediante sus operaciones en el exterior, pese a lo cual el gobierno invertía grandes sumas y enviaba a jóvenes norteamericanos a la muerte en países lejanos para proteger sus propiedades. Convencido de no alcanzar una victoria militar, el presidente Hebert Hoover, anunció su intención de retirar a los marines después de las elecciones programadas a celebrarse en Nicaragua en noviembre de 1932.

Elecciones  y desarme. (De 1932 a 1935 Joaquín Pasos colaboró con los periódicos Suplemento, La Reacción y La Voz  de Oriente)Ante el inminente retiro de los marines, liberales y conservadores buscaron una salida política al conflicto: acordaron incluir en la constitución política el principio de la representación política de la minoría, asimismo. Se estableció que el candidato presidencial perdedor pasaría automáticamente a ocupar la presidencia del senado.
El 3 de octubre de 1932, los candidatos presidenciales – Juan Sacasa y Adolfo Díaz- acordaron enviar un comisión bipartidista a negociar la paz con Sandino después de las elecciones. El triunfo correspondió Sacasa, quien tomó posesión el 1 de enero de 1933 y ese mismo mes los EEUU anunciaron el retiro de los marines.
El acuerdo entre Sacasa y Sandino, otorgó a este último el control sobre una región en las riberas del rio Coco donde tendría derecho a organizar cooperativas agrícolas para sus seguidores. Asimismo se le permitió conservar una fuerza armada de cien hombres durante un año en ese lapso de tiempo el gobierno podría la opción de desmovilizarla, reducir su tamaño o colocarla bajo sus oficiales.
El resto debía entregar  las armas a Sofonías Salvatierra quien había de mediador entre ambos. El 22 de febrero de 1933, Sandino cumplió los compromisos adquiridos y desmovilizó su ejército en San Rafael del Norte.

Guardia Nacional y Sandino. Después de seis largos, la guerra civil y la ocupación militar extranjera habían concluido. Sin embargo, aún quedaba el problema sin resolver de la existencia de dos fuerzas armadas la: Guardia Nacional y los sandinistas; el grupo más fuerte era el de la Guardia Nacional que estaba dirigida por Anastasio Somoza García. Sacasa había aceptado su nombramiento a instancias del presidente Moncada, el general Matthews, jefe de las tropas de ocupación y Mathew Hanna, embajador de los Estados Unidos.
La Guardia Nacional representaba una fuerza muy poderosa en el contexto nicaragüense, pues contaba con más de 4,000 efectivos, bien equipados con armas modernas. Durante el año 1933, se produjeron varios choques armados en las Segovias entre patrullas de la Guardia Nacional y grupos combatientes sandinistas, Somoza acusó a Sandino de incumplir con el proceso de desarme; Sandino argumentaba que la Guardia Nacional era una fuerza armada “inconstitucional”, pues había sido entrenada y organizada por las tropas de ocupación norteamericana.
El presidente Sacasa, de temperamento débil, se sentía atrapado entre estos dos poderes militares. Somoza exigía el desarme total de los sandinistas, y estos, a su vez, reclamaban el control exclusivo sobre una parte del territorio del estado

Sin embargo, Somoza comprendía que Sandino era un obstáculo para sus ambiciones de poder.

El Ascenso de la Dictadura Somocista.

La “nueva” política exterior de EEUU. Estimulado por el apoyo del congreso, Somoza inició una nueva campaña para llegar a la residencia, pese a que la constitución política vigente le inhibía expresamente de ocupar ese cargo, dado su parentesco con Sacasa y su condición de militar activo.
A juicio del presidente Sacasa, el gobierno de EEUU, era en cierta medida, responsable de la conducta del Jefe Director de la Guardia Nacional, pues esta institución militar había sido creada por los marines. Por tanto solicitó al Departamento de Estado que frenara las ambiciones políticas de Somoza, declarando que no reconocería la legitimidad de los gobernantes llegados al poder por vía inconstitucional.

Sin embargo, Washington rechazó la solicitud de Sacasa, argumentando que la época del intervencionismo norteamericano en los asuntos internos de los otros países era definitivamente una cosa del pasado.
En efecto, ante la Séptima Conferencia Panamericana, celebrada en Montevideo, Uruguay, el secretario de Estado, Roger Hull, había proclamado el derecho de EEUU de respetar el principio de la no intervención. Este giro obedecía a la voluntad del presidente Franklin D. Roosevelt (1933- 1945) de distanciarse de las políticas del Gran Garrote y de la diplomacia del dólar de sus predecesores.

Su gobierno consideraba que la intervención política directa de los marines era muy costosa, tanto en términos políticos como económicos.
Concentrado en resolver los problemas internos causados por la Gran Depresión, el presidente Roosevelt decidió aceptar los nuevos regímenes militares en Centroamérica y el Caribe.


Proyección del grupo de vanguardia en el campo político. Sucedió, sin embargo, que el grupo de vanguardia, hasta entonces circunscrito al plano literario, vino a proyectarse en el campo de la política nicaragüense como la natural reacción contra la estéril lucha bipartidista. Si Coronel Urtecho fue el maestro literario, Cabrales fue el instructor político: el indicó a sus compañeros de las doctrinas de Charles Maurras, decidieron proyectarlo por el rumbo ideológico del fascismo. De aquí que proyectaron un régimen autoritario sin las debilidades y condescendencia populares de la posible democracia liberal que les devolvería a ellos – y a su fase- depositarnos de la esencia de la nacionalidad, el poder que correspondía.
Se encontraron con Anastasio Somoza García, enaltecido como el “pacificador de las Segovias”, el hombre clave para la realización de su apuntado proyecto: restaurar en la vida independiente y moderna de Nicaragua un orden nuevo que era más que el orden colonial con el gobernador a la frente, ósea con el dictador.

Esa razón - Según Alberto Ordoñez Arguello, escritor y primo de Joaquín Pasos- se explicaba como oportuna y saludable por motivos sencillamente deducibles, al confrontar el grupo de Vanguardia el subdesarrollo social, cultural y político que padecía el país, no obstante de los adelantos científicos, tecnológicos impuestos en Nicaragua en el siglo XX. Por otra parte las exacerbaciones del capitalismo imperialista y colonizador anglosajón, especialmente de  los EEUU en los últimos tiempos,  había puesto  a las naciones menos desarrolladas de nuestro continente, y en forma peculiar a Nicaragua, atada por el tratado canalero Bryan- Chamorro en condiciones de franca dependencia. Y esto significaba para nuestro país una dolorosa experiencia respecto a la perversión en la que había caído la primordial Revolución Democrática en los EEUU, su política del big- steak.
Los vanguardistas fundaron un periódico llamado La Reacción. Se inspiraban especialmente en la  Enquête sur la monarchie de Charles Maurras y para evitar que los llamaran “reaccionarios” se llamaron a sí mismos “reaccionarios”.

El periódico duró solo un mes y después los reaccionarios cayeron presos. La Reacción – según Ernesto Cardenal- era en el fondo un reacción contra la reacción como la Anti-academia no había sido un Anti sino una actitud positiva contra una Anti-poesía, la Reacción era más bien una vanguardia política y así lo entendió Alberti a su paso por Nicaragua, quien escribió a Neruda que el movimiento más valioso que había en Nicaragua era el de los muchachos “reaccionarios”. Nicaragua es un país de paradojas. En ese país en que los “liberales “ eran conservadores y los “conservadores” de ideología liberal (aunque ni unos ni otros eran conservadores ni liberales porque ni los unos conservaban ni los otros liberalizaban nada) y en que la “democracia” era una farsa para explotar al pueblo , los vanguardistas lucharon contra la explotación llamándose “Reaccionarios”. Y Somoza continuó la paradoja haciéndose amigo de los EEUU. Quitó los retratos de Hitler y Mussolini que habían estado en su escritorio y se deshizo de los “Reaccionarios “por anti-democráticos, pero se convirtió en dictador manteniendo sin embargo toda la farsa democrática.

Y una paradoja más: Joaquín Paso que había sido de los “reaccionarios”, fue uno de los mayores adversarios de la tiranía que hubo en el periodismo nacional, y uno de los mayores defensores del pueblo y de la libertad.
Joaquín tuvo un puesto en el gobierno de Somoza, como secretario del protocolo, pero no duro mucho en ese puesto.

El golpe de estado de 1936. En mayo de 1936, Somoza atacó el fortín de Acosasco en León, y la Guardia presidencial en Managua, únicos cuerpos militares comandados por personas fieles a Sacasa. Los representantes diplomáticos de México, Honduras, El Salvador, Gran Bretaña y Francia, instaron a Somosa a detener el derramamiento de sangre. EEUU estaba decidido a no ayudar al gobierno nicaragüense.
Convencido de haber perdido todo control sobre las instituciones políticas de Nicaragua, y de no tener a quien recurrir en busca de apoyo, el presidente Sacasa presentó su renuncia y salió al exilio el 6 de junio de 1936.

Fraudes electorales y clientelismo. El 19 de junio, el partido liberal nombró oficialmente a Somoza como su candidato a las elecciones a celebrarse en diciembre de ese mismo año. La oposición conservadora se retiró de la contienda, y más del 50% de la población se abstuvo de votar. No obstante, Somoza fue proclamado presidente constitucional por el Consejo Nacional de Elecciones y asumió este cargo en enero de 1937.

El control sobre el poder ejecutivo y el ejército fortaleció a Somoza. Pronto empezó a utilizar las fuerzas armadas, así como su recién creado servicio de información secreta para reprimir a la oposición y acallar la prensa independiente.

Al mismo tiempo, Somoza aprovecho las instituciones económicas creadas por los “diplomáticos del dólar” para enriquecerse y atraer una amplia clientela política. Hizo delegar en el poder ejecutivo la potestad de nombrar todos los altos funcionarios de los bancos estatales, a fin de controlar el sistema crediticio.

Traslado de operaciones del grupo de vanguardia a Managua. En el año 1936, se realiza el traslado del grupo de Vanguardistas –Reaccionarios a Managua. Deja de ser Granada la sede del movimiento. Según Ernesto Cardenal, cuando Joaquín fue a Managua, fundó con Joaquín Zavala una revista literaria y política y humorística: ópera bufa. En esa revista escribía denunciando a los dos partidos, liberal y conservador: “no difieren el uno del otro ni en doctrinas, ni en hombres, sino en odios”. Decía que había una conspiración de ancianos contra los jóvenes, y que los ancianos no solo dirigían la política, sino también las revoluciones, para que murieran los jóvenes: “los ancianos tienen ya una corta vida y como el tiempo  les apremia, han resuelto turnarse en el mando cada cuatro años. la cual se constituye como órgano oficial de combate.

Desde el mes de mayo de ese año-clave se ha impuesto la dictadura del general Anastasio Somoza. Y al producirse el derrocamiento del líder constitucional, doctor Juan Bautista Sacasa, los líderes del grupo planearon hacer de Somoza un duce nicaragüense.

Según Alberto Ordoñez Argüello, Desde ese momento, la política de los llamados Reaccionarios se desarrollo tan abrupta y desconcertante que el propio Somoza, quien simpatizaba con las idea de emular a las grandes figuras del fascismo europeo, nomás soplaron vientos de fronda para Roosevelt y Churchill en la conducción de la Guerra Mundial II, públicamente “nos” puso en entre dicho y bajo amenaza. Pero el verdadero fracaso moral de la aventura política encaminada a fascitarza a Nicaragua se produjo frente al espectáculo esquizofrénico y demoniaco de Hitler. Sobre todo, por su implacable persecución antisemita, durante la cual hizo incinerar a millones de víctimas en los crematorios de los campos de concentración.
Fue así  obvio y consecuente que el movimiento reaccionario y fascista nicaragüense tendiera a desintegrarse.
En este mismo año, una tifoidea lo escapa de matar y la noticia de su falso ingreso a la Estigia aparece en los periódicos. Uno de sus amigos le pregunta cómo es eso de morirse y él le contesta con su bien conocida “Carta sobre la muerte”, dirigida a Eduardo Alaniz.

Fraudes y clientelismo (recapitulación). Por otra parte, Somoza centralizó el poder, sustituyendo los tradicionales consejos municipales por juntas de vecinos leales el Partido Liberal Nacionalista. El poder económico de este partido se fortaleció, gracias al ingreso mensual  del cinco por ciento del salario de todos los empleados públicos.
Gracias a su control sobre el Partido Liberal y el Congreso, Somoza pudo asegurar su permanencia en el poder y, al mismo tiempo, guardar apariencia de legitimidad mediante oportunas reformas a la Constitución Política.
En efecto, de acuerdo a la Constitución vigente, la administración de Somoza finalizaba en enero de 1941, y no podía optar a un segundo periodo presidencial. A fin de eliminar este obstáculo, en marzo de 1939 la dócil y la asamblea legislativa promulgo una nueva constitución política que contenía una insólita disposición transitoria, por lo cual se otorgaba así mismo la potestad de elegir a la persona que ejercería la presidencia hasta mayo de 1947. Dicha elección, naturalmente, recayó en la casa Somoza García, quien aseguro de esta manera su permanencia en el poder durante los ocho años siguientes.

Con el ascenso de Somoza a la presidencia, Nicaragua se convirtió en el cuarto país centroamericano gobernado por militares.

Entorno histórico-social del literato Joaquín Pasos. En cuanto a la vida del poeta, Alberto Ordóñez Argüello nos dice: en lo que respecta a Joaquín Pasos, tras haber ocupado hacia 1938, el cargo de secretario del jefe de protocolo, devino dentro de una actitud de abierta rebeldía contra el régimen somocista, hasta el punto de llegar a padecer cárcel, según puede comprobarse a lo largo de sus campañas libradas en “Los Lunes de La Nueva Prensa” revista humorística dedicada casi exclusivamente a atacar a Somoza, publicación que él fundara en común dirigencia con el poeta Manolo Cuadra, el periodista Alejandro Cuadra Mendoza, el caricaturista y dibujante Toño López y el recordado humorista Gonzalo Rivas Novoa, GE  ERRE ENE.
Así prácticamente termino la imposible aventura reaccionaria y fascista en Nicaragua. Y aquellos que vivimos la intimidad de Joaquín, sabemos de la tremenda crisis espiritual experimentada por su fina y exquisita sensibilidad, en vista de la quiebra total de las ideas que habíamos sustentado.
 En ese mismo año dirige con su íntimo amigo, Alberto Ordóñez Argüello, la publicación que lleva el título de ese año, 1938.  



Alianzas Geopolíticas en la II Guerra Mundial.

El totalitarismo europeo. El abandono del modelo político inspirado en las ideas liberales de la Ilustración no era un fenómeno exclusivo de Centroamérica. Después de la I Guerra Mundial, se había observado en Europa la aparición de diversos movimientos ideológicos que proclamaban la necesidad de sustituir la democracia liberal por modelos políticos totalitarios, caracterizados por la subordinación de los derechos individuales a las necesidades del Estado.
A raíz de la muerte de Lenin en 1924, se instauró la Unión Soviética, un sistema totalitario comunista bajo el férreo mando de José Stalin. El primer paso consistió en convencer o forzar al campesinado a abandonar su forma tradicional de vida e integrarse a trabajar en modernas empresas agrícolas estatales. Incrementó la producción de alimentos, permitió la construcción de grandes centros industriales y en menos de 20 el Estado comunista transformó el atrasado imperio de los Zares en una potencia industrial de primer orden, e impulsó masivos programas de salud, educación y vivienda en beneficio de los trabajadores.

El modelo de organización despertó el interés de muchos obreros europeos, asi también el temor de los propietarios. Los temerosos decidieron decididos a detener el avance del comunismo, optaron por la ideología del fascismo. El fascismo se presentaba como una alternativa dentro del sistema capitalista para superar las lucha política y social entre partidos, sindicatos y gremios empresariales. La solución consistía en lograr que todos estos sectores se sometieran al Estado como autoridad mediadora.
El fascismo  rechazaba la idea de la igualdad de todos los seres humanos. Por el contrario, predicaba la superioridad de ciertas razas u hombres excepcionales, supuestamente colocado por la Providencia a la cabeza de las grandes naciones.
En Italia, el Estado fascista se organizó sobre la base del poder carismático de Benito Mussolini (1883- 1945), y Alemania encontró su superhombre en Adolfo Hitler (1889-  1945).

Influencia del fascismo en Nicaragua. Somoza no ocultaba su simpatía por el fascismo y exhibía con orgullo un retrato de Mussolini en su despacho. Además, incorporó como activistas de la campaña electoral de 1936 a un grupo de jóvenes que se hacían llamar “camisas azules”, e imitaban a las fuerzas de choques creadas por los fascistas italianos y alemanes.
Aunque el grupo de los “camisa azules” pronto se disolvió, la influencia de su ideología en los legisladores nicaragüenses aun era evidente en vísperas de la II Guerra Mundial. En el artículo 201 de la Constitución Política promulgada en marzo de 1939, se lee que el Presidente de la República es el “jefe del Estado y personifica a la Nación” – una idea de clara inspiración fascista.

La política de alianzas de EEUU. Ante la inminencia de la Segunda Guerra Mundial,  Estados Unidos se esforzó por estrechar sus relaciones con los países del área, y en especial, con Nicaragua, dada su situación estratégica en el istmo.
En junio de 1939, el dictador nicaragüense fue recibido en la capital norteamericana con todos los honores, mientras tanto sus allegados en Nicaragua trabajaban febrilmente para prepararle una apoteósica bienvenida.
Somoza anunció a las setenta y cinco mil personas que lo fueron a recibir, que Roosevelt le había prometido construir un canal interoceánico por Nicaragua, presentando este hecho como un gran logro personal.
En verdad el presidente norteamericano tan solo había ofrecido enviar al cuerpo de ingenieros del ejército a estudiar diversas opciones para comunicar las costas del Caribe y el Pacífico nicaragüense.
Cuando EEUU entró en la Segunda Guerra Mundial en diciembre de 1941, Somoza también se apresuró a declarar la guerra en contra del eje fascista integrado por Alemania, Italia y Japón. Pero Nicaragua no lanzó ni una sola bala.

Joaquín Pasos. En 1940 se hace cargo de Los Lunes de La Prensa con Pablo Antonio Cuadra y Luis Alberto Cabrales. Termina su quinto año de derecho en la Universidad Central, y por falta de interés, no se preocupa por sacar el doctorado. Gana algún dinero como periodista y con eso se conforma.

Corrupción y Clientelismo Político.

“Plata y Plomo”. Somoza García gustaba jactarse de la eficacia de una forma política de propia autoría: “plata para los amigos, plomo para los enemigos”. A medida que crecía la infraestructura de la Guardia Nacional, el dictador se cuidó de cultivar la lealtad de sus miembros.
Además en corto tiempo, construyó un emporio económico personal que le permitió extender sus redes de clientelismo político en gran parte del territorio. En 1942, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial deportó a varios inmigrantes alemanes a campos de concentración en EEUU.
William Krehm, un corresponsal de la revista Times que  visitó Nicaragua en 1944 y 1945, describió otras obras “estrategias empresariales” del dictador. Por ejemplo: aduciendo preocupación por la salud de los niños, prohibió la venta de la leche sin pasteurizar, justo en vísperas de inaugurar su propia planta conservadora.

Un dictador populista. La Segunda Guerra Mundial sirvió de pretexto al general Somoza, así como a los dictadores norteamericanos, para imponer la ley Marcial y restringir las actividades de la oposición.
 Las ideas demócratas eran divulgadas en Centroamérica a través de campañas publicitarias financiadas por la embajada de los EEUU en la región. En 1944, los generales Hernández Martínez de El Salvador y Jorge Ubico de Guatemala, Fueron obligados  renunciar a la presidencia mediante manifestaciones y huelgas cívicas. El triunfo de estos movimientos democráticos estimuló a la oposición nicaragüense.
En respuesta, el coronel Lindberg- un norteamericano que dirigía la Junta de Control de Precios y de Comercio de Nicaragua- emitió un comunicado advirtiendo que toda empresa que se sumara al paro sería intervenida, y se le “negaría el derecho de reanudar actividades de negocio”.
Además, desde 1936 Somoza había adoptado un discurso populista, haciendo promesas demagógicas a los trabajadores para ganar su apoyo. Ofrecía, por ejemplo, promulgar un código laboral que contemplaría diversas medidas de seguridad social para los asalariados, así como construir clubes obreros y viviendas baratas. Esta táctica dio resultado, pues en 1944 Somoza logró convencer a los obreros agrupados en el Partido Socialista Independiente (PSN) que se abstuvieron de participar en la huelga.
En los años siguientes, Somoza continuó haciendo esfuerzos por ampliar sus bases de apoyo entre los sectores obreros. En 1945, el progreso promulgó el código del trabajo, que se convirtió en un instrumento estatal para controlar las relaciones entre los empresarios y los obreros.

Obras de Joaquín Pasos. En 1945, se incorpora como “Director de material” a la redacción de Los Lunes de La Nueva Prensa, el mejor semanario humorístico del país, en el cual mantenía una sección fija: “Laboratorio”.
Entre 1940 y 1945, escribe su poema cumbre Canto de Guerra de las Cosas.
 Según Ernesto Cardenal, en este poema Joaquín sintió la guerra mejor que si hubiera tirado las granadas o piloteado bombarderos o conducido tanques. Sintió repercutir la guerra en su propia carne.
Según Eduardo Zepeda-Henríquez, el verdadero poema de madurez de Joaquín es el “Canto de Guerra de las Cosas”. Joaquín cantó a las cosas en guerra, y cantó, a través de las mismas, la desarticulación espiritual del hombre y el caos del mundo moderno, por causa de la Guerra Mundial.

Las elecciones de 1947. En víspera de las elecciones presidenciales, a celebrarse el dos de febrero de 1947, Somoza presentó un nuevo discurso democrático y abrió los espacios de participación política. En este contexto, se conformó una fuerte alianza opositora que llevó como candidato al Dr. Enoc Aguado. Una impresionante multitud, calculada en unas cien mil personas, se congregó para manifestarle su apoyo al cierre de su campaña.

Muerte de Joaquín.
El 20 de enero de 1947, muere Joaquín Pasos
                                                                                                                     

Desarrollo.

El ser humano desde tiempos remotos ha tenido la necesidad de comunicarse, ha logrado su cometido a través de lo que hoy conocemos como lenguaje.
El lenguaje puede expresarse de diversas formas: oral, escrito, etc. Otorgando así a cada persona la capacidad de comunicarse de manera clara, elocuente y continua.

En su naturaleza de explotar lo que tiene, el hombre ha sabido encontrar la manera de utilizar esta facultad nata, en especial la escrita, al límite de convertirla en arte, arte que hoy conocemos como Literatura. Se le denomina literatos al conjunto de personas que hacen del lenguaje escrito un arte.

El entorno cambia y es según este último, que se define la manera de actuar y en especial la de comunicarse, siendo la Literatura una forma de comunicación y un arte, se ve afectado de muchos ángulos, es decir, los acontecimientos, fenómenos, hechos trascendentales, historia, influye en la producción literaria. Tomando en cuenta que la principal función de los literatos es dar a conocer sus ideas, fundarse en la historia, les otorga cierta credibilidad.

No todos los literatos se concentran en un mismo hecho de la historia (un país tiene su historia, una ciudad tiene su historia, un municipio, una familia, inclusive una persona) puesto que se desarrollan en distintos entornos; algunos escriben según su sentir, otros siguen movimientos y/o tendencias literarias que mueven a muchos.

Algunos movimientos literarios se forman tras un acontecimiento relevante en la existencia de un continente, una nación, que al ser asimilado por los escritores de dichos lugares, se forman grupos con la misma ideología. Al ser informados los escritores de otros países de dichos movimientos pueden ser aceptados o desechados puesto que no todos los países padecen lo mismo.

Tal es el caso del poeta Joaquín Pasos. Nacido en Granada en 1914, durante la intervención norteamericana, que adoptó el movimiento de Vanguardia  que tuvo su origen en Europa tras la I Guerra Mundial. Este movimiento llegó a Nicaragua en 1927, por medio de José Coronel Urtecho y Luis Alberto Cabrales.

El movimiento de vanguardia optaba por una nueva poesía nicaragüense, que había quedado estancada desde la aparición del modernismo. Joaquín asimiló de inmediato la influencia de los vanguardistas, inclusive fue el mayor representante de este grupo, tenía un don inherente para escribir.

Ellos –los vanguardistas- se reunían en la iglesia La Merced, para leer poemas, redactar manifiestos, a celebrar la noticia de que los EEUU ya no construirían el canal de Nicaragua.
Los vanguardistas fueron influenciados en sumo grado por la vida social y política de Nicaragua.

Después de proyectarse en el plano literario, pasaron a proyectarse al campo de la política. Esto pasó por razones obvias: Cabrales quien era uno de los fundadores del grupo, los instruyó en cuanto a las doctrinas de Charles Maurras y Mussolini, “que devolvería a ellos – y a su fase- depositarnos de la esencia de la nacionalidad, el poder que correspondía”. De ahí que se toparon con Anastasio Somoza García.

“Somoza no ocultaba su simpatía por el fascismo y exhibía con orgullo un retrato de Mussolini en su despacho”. Los Reaccionarios –seudónimo que adoptaron debido a la reacción que tuvieron- fundaron un periódico llamado La Reacción, en el cual pretendían hacer de Somoza, un Duce nicaragüense.
Cuando EEUU (de ideología comunista)  le pidió apoyo a Nicaragua para tenerla de aliada en la Segunda Guerra Mundial concediéndole a esta, garantías de su alianza (la construcción de una modesta carretera que va desde el Rama hasta un puerto en la cabecera del rio Escondido para comunicarla con Bluefields) Somoza desechó de inmediato los retratos de Hitler y Mussolini, por tanto se deshizo del grupo de los Reaccionarios.

Muchos decidieron apartarse del campo político, pero Joaquín, quien había sido secretario de protocolo en el gobierno  de Somoza, empezó a atacar a este a través de las características predominantes que representan a los nicaragüenses: el Humor y la Risa.
A partir de ese punto las obras de Joaquín estaban predestinadas a atacar a Somoza, su meta era regresar la libertad del pueblo, por lo menos, en la libertad de expresión.

Las obras de un literato son de pleno sentido subjetivo, es decir la perspectiva que surge desde lo más profundo del ser del poeta mismo, que para muchos es difícil, casi imposible lograr sacar del mundo de las ideas su propia conceptualización de la realidad y que para ellos –los literatos, escritores- resulta de fácil adecuación, tomando como punto de apoyo el entorno en el que viven.

Pasos, nunca dejó un libro impreso, su proyecto Breve Suma no llegó a imprimirlo en vida sino hasta después de su muerte; sus obras quedaron en las distintas revistas y periódicos en los que trabajó. Dio a muchos una sonrisa con sus semanarios humoristas, compartió su afán de vivir en cada uno de sus versos y poemas.

Según Ernesto Cardenal, Joaquín fue muy alegre, y en muchas ocasiones, bohemio. Se dio a la vida de juerga más de lo que su organismo delicado podía resistir, aunque también fue profundamente religioso. En esa vida derrochaba todo su dinero sin importarle el día de mañana y derrochaba su imaginación y su ingenio y su tiempo y salud. Derrochó su vida y tuvo una temprana muerte.

En el periodo de la Segunda Guerra Mundial, Joaquín le escribió una carta al poeta Ordóñez Argüello: “la poesía actual está ensordecida; es un fenómeno duro pero insalvable. Tenemos que esperar la posguerra. Parece que el poeta actual no puede encontrar una melodía nueva, mientras suenen los cañones. Está obligado a repetirse durante toda la noche de la guerra en espera de aurora”.


Según Sergio Ramírez Mercado: los temas que trata la literatura son: el amor, la muerte y la locura. La guerra sirvió al joven poeta a crear su obra cumbre Canto de Guerra de las Cosas un poema extenso de 200 versos, en el que el poeta canta el dolor sufrido por las cosas después de la ausencia del hombre; hace mención  a los temas que aborda la literatura.

 Todos los sentires del poeta se funden en uno solo: la alegría, la tristeza, la paciencia, lo vivo, lo inanimado; para concebir su verdadera percepción del ser en la desdicha, lo que lo rodea y la repercusión que surge en los testigos mudos, las cosas.
 Según Mario Benedetti en el Canto de Guerra de las Cosas: el amor y el humor que antes desfilaron frente a un poeta que solo parecía testigo sonriente; el alborozo vital y el optimismo palpitante que habían sostenido por dentro las imágenes, pasan a convertirse en simples motivos de comparación. Porque el Canto es, como lo ha señalado Cardenal, “la gran profecía de su muerte, el testamento de Joaquín”. Se dice que Pasos llegó a definir su propio poema como “el dolor humano producido por el quejido de las cosas”.

Joaquín murió en el año 1947, con el Canto cerró su pasó por esta vida, vivió joven, murió joven. Muchos de los poetas que trabajaron con él y que llegaron a ser sus amigos íntimos, quedaron insatisfechos con la muerte de Pasos, puesto que sabían que él aun tenía muchas cosas por hacer, por eso dice su epitafio: Joaquín Pasos murió ¡Dios la haya perdonado! Nosotros no.
Con su muerte, se cierra una historia más del libro de las historias de la vida, libro en el que hay personas que dejan su legado, que fueron capaces de decodificar su interpretación de la realidad vivida en palabras capaces de ser aceptadas por cualquiera que entienda su realidad.

En conclusión, la relación que guardan los hechos trascendentales de tiempos vividos con la  creación de grupos literarios para que su contenido tenga características con mayor credibilidad, se cumple en la vida y lucha de Joaquín Pasos, poniendo en claro la relación que tiene el contenido de sus obras con el vida socio-política de la nación de Nicaragua.